El coche eléctrico: de promesa a mercado del futuro
La industria automovilística mundial se ha puesto las pilas, en el doble sentido de la expresión. Por una parte los fabricantes de equipos originales y proveedores se ven obligados a reaccionar enérgicamente ante el descenso de la demanda a escala mundial. Por otra parte, el coche eléctrico ocupa de repente los primeros puestos en la agenda de trabajo de prácticamente todos los fabricantes de automóviles. Ambos hechos están más relacionados entre sí de lo que puede parecer a primera vista. Sobresaltados por la dramática evolución de las ventas con motivo de la crisis, los departamentos de desarrollo trabajan a marchas forzadas para definir estrategias de mercado y de producto con visos de futuro. El coche eléctrico se consolida cada vez más como una seria promesa.
Ante este panorama, los fabricantes europeos y, sobre todo, norteamericanos han optado por pisar a fondo el acelerador, con el fin de acortar la ventaja de las marcas japonesas en este terreno. La última edición del Detroit Motor Show dejó la impresión de que los tres grandes grupos de automoción estadounidenses ven en el coche eléctrico su última tabla de salvación. Ya para 2010-2012 se proponen tener en el mercado varios vehículos eléctricos; éste es el objetivo que persiguen con ahínco también muchos fabricantes europeos. Pero es en China donde este concepto se está ejecutando más rápidamente: todos los fabricantes trabajan en el desarrollo de vehículos eléctricos con ayudas estatales y BYD, como especialista en electrónica de potencia, posee una clara ventaja tecnológica frente a los meros fabricantes de automóviles. Así pues, China participa por primera vez en la carrera internacional por el liderazgo tecnológico.
En estos tiempos de cambio, pasa casi a un segundo plano la cuestión de la motivación básica, desde el punto de vista macroeconómico, a favor del coche eléctrico. Es sobre todo el creciente consumo de energía en todo el mundo, unido al carácter limitado de los combustibles fósiles, lo que hace cada vez más urgente buscar una alternativa viable al motor de combustión interna. A ello se añaden las dependencias geoestratégicas en el caso del gas y el petróleo. Otro argumento de peso es el cambio climático, ocasionado por el aumento de las emisiones de CO2. A este respecto, el coche eléctrico puede aportar mejoras reales; sobre todo si para la alimentación de corriente se emplean únicamente fuentes de energía renovables. En ese caso, la emisión de CO2 es nula, en comparación con los 150 gramos de CO2 por kilómetro que emite aproximadamente un automóvil de la categoría intermedia con motor convencional de combustión. E incluso con la actual combinación energética, por ejemplo de Alemania, un vehículo eléctrico emite sólo unos 100 gramos de CO2.
Pero no todos los coches eléctricos son iguales. Los vehículos como el Toyota Prius ya forman parte de la oferta de serie de casi todos los fabricantes automovilísticos. No sucede lo mismo con el coche eléctrico accionado únicamente por batería, ni con los modelos propulsados por pila de combustible. Existen muchos prototipos, pero aún no ha comenzado la producción en grandes series. Algo parecido ocurre con el coche eléctrico accionado por batería. Para poder sacar al mercado un coche eléctrico con un radio de autonomía adecuado y prestaciones convincentes a un precio aceptable se precisan baterías de elevada densidad energética y larga durabilidad.
Con el desarrollo de la batería de iones de litio se ha dado un gran paso en esa dirección. Sin embargo, el actual nivel de rendimiento de estas baterías no permite satisfacer todos los requerimientos. Uno de los mayores problemas es su peso, aún muy elevado, que repercute considerablemente en la eficiencia energética de un modelo totalmente eléctrico. A ello se suma el factor costes. Precios superiores a 10.000 euros sólo por la batería no son, precisamente en tiempos de recesión, el mejor aliciente para impulsar la demanda de estos automóviles a corto plazo.
Ahora bien: a medio y largo plazo, impulsado por los avances tecnológicos, el coche eléctrico se situará en el carril de adelantamiento. Según varios estudios, en el año 2020 circularán por las carreteras alemanas al menos un millón de automóviles híbridos y eléctricos, es decir, aproximadamente un 2,5 % del parque automovilístico. Las predicciones para muchos otros países europeos son muy parecidas. De forma mucho más rápida podría crecer la demanda en Asia. Las megaciudades, donde la escasez de espacio es evidente, constituyen el entorno óptimo donde puede desplegar todas sus ventajas el coche eléctrico. China será uno de los grandes impulsores de esta evolución; sobre todo si el número de automóviles crece en China a un ritmo más rápido que la extracción de petróleo y el precio del alcanza el listón de 200 $ por barril.
Emilio Varela Sieira
Richard Viereckl
MANAGEMENT ENGINEERS
No hay comentarios:
Publicar un comentario